Es un método inocuo que se actualiza constantemente con nuevas herramientas para cubrir las necesidades de los productores
La puesta a disposición del agricultor de nuevas herramientas de control biológico les ha permitido hacer frente a los retos que ha supuesto la aparición de nuevas plagas de gran importancia económica, cumpliendo a su vez con los estándares cada vez más restrictivos a la presencia de residuos químicos. Estos factores, entre otros, han propiciado que en los últimos años el uso de estrategias de control biológico en la horticultura protegida de nuestro país haya tenido un importante incremento en superficie en distintos cultivos.
En consecuencia, el control biológico aumentativo, que consiste en la utilización de enemigos naturales producidos en masa para el control de plagas y enfermedades, se ha demostrado sobradamente como la alternativa más inocua y eficaz al uso de los químicos de síntesis, especialmente en los cultivos hortícolas protegidos. En este sentido, la industria productora y comercializadora de enemigos naturales ha realizado en las últimas décadas importantes avances, identificando y desarrollando los métodos de producción que han permitido poner a disposición de los agricultores más de 230 especies de enemigos naturales en todo el mundo. Así lo puso de manifiesto Javier Calvo, director de I+D de Koppert España, durante su intervención el pasado viernes en el I Foro de Bioprotección Vegetal celebrado en Valencia.
Un buen ejemplo de la positiva evolución de las técnicas de control biológico durante los últimos años es la introducción de nuevos enemigos naturales para controlar eficazmente las plagas de trips (Frankiniella occidentalis) y mosca blanca (Bemisia tabaci). A principios del presente siglo, ambas plagas representaban los retos más importantes a los que tenían que enfrentarse los productores de invernadero en el sudeste español. Para ello, solo tenían a su alcance productos químicos de síntesis para los que estas plagas rápidamente desarrollaron resistencias. Esto condujo a un círculo vicioso en el que los agricultores incrementaban la dosis y la frecuencia de los tratamientos químicos. En consecuencia, lejos de incrementar la eficacia, se agravó el problema de la generación de resistencias y finalmente se creó un problema medioambiental y de seguridad alimentaria.
La introducción de Amblyseius swirskii marcó un antes y un después, ya que permitió por primera vez el control biológico de estas dos plagas con un alto nivel de eficacia. Cuando en 2006 Tuta absoluta pasó a ser la plaga más importante en tomate, la introducción de Nesidiocoris tenuis, que ya venía liberándose para el control de moscablanca, vino a resolver otro grave problema para los productores, que no sabían cómo hacer frente a una plaga invasora cumpliendo la legislación en materia de residuos.
Koppert recuerda que la investigación llevada a cabo tanto por entidades públicas como privadas ha sido un factor clave para desarrollar nuevas estrategias. “El control biológico es una herramienta viva y en constante actualización para ofrecer al productor respuestas que cubran sus nuevas necesidades y retos”, destacó Javier Calvo, director de I+D de Koppert España, durante su ponencia.
Los avances científicos se han conjugado con la profesionalidad de los asesores técnicos, que han sabido trasladar al productor dichos avances para que los puedan aplicar en sus cultivos, y con el compromiso de las administraciones públicas para apoyar el control biológico con el desarrollo y actualización, entre otros, de los reglamentos de producción integrada y la publicación de decretos para el uso racional de agentes de control químico.
“El esfuerzo de los investigadores, de las administraciones y de los técnicos no habría servido de nada si no fuera por el firme compromiso de los productores por el cambio hacia una agricultura más sostenible y limpia gracias a que cuentan con una herramienta que se lo permite”, añadió Javier Calvo. El director de I+D de Koppert España concluyó su ponencia en el I Foro de Bioprotección Vegetal destacando que “del éxito del control biológico nos beneficiamos todos, no solo los productores, sino también los consumidores, porque ya tienen acceso a productos más saludables y libres de residuos químicos”.