Aspectos generales
Dysmicoccus grassi pertenece a la familia Pseudococcidae. Es una plaga que ocasiona elevadas pérdidas económicas en el cultivo del plátano tanto por su incidencia como por la persistencia y recurrencia en las condiciones de manejo de muchas plantaciones. Es considerada como uno de los problemas más importantes en el cultivo de la platanera en Canarias. Dyasmicoccus grassii se encuentra en una amplia lista de hospedantes, tanto en frutales (papaya, aguacate, higuera, etc.) como en ornamentales.
Ciclo de vida y aspecto de la cochinilla platanera
Como cualquier insecto, el ciclo biológico de la D. grassii depende de la temperatura, por lo tanto, en Canarias, este insecto no tiene parada invernal y puede desarrollar unas ocho generaciones anuales. Los ejemplares hembras de D. grassii pasan por los estado de huevo, tres fases ninfales y adulto; a diferencia, los machos tienen una fase de pupa antes de pasar a ser adulto. La duración de huevo a adulto a 26 ºC es de 44 días para las hembras y 49 días para los machos.
D. grassii es una especie que presenta dimorfismo sexual, es decir, los machos y hembras presentan diferencias en tamaño, forma y coloración. Las hembras pueden llegar a medir de 4-5 mm, no poseen alas, tienen cuerpo elíptico con la cabeza y el abdomen fusionados y están cubiertas de un polvillo céreo blanco. Sus movimientos son lentos y su contorno posee flecos cerosos. Mientras que los machos presentan cabeza, tórax y abdomen bien diferenciados, tienen un par de alas, antenas largas y patas que terminan en una uña simple.
Síntomas y daños
Esta cochinilla ocasiona daños directos mediante el debilitamiento de la planta debido a la succión de savia, e indirectos por la melaza generada por la secreción que produce. La melaza a su vez, permite el desarrollo de la negrilla en las hojas y fruto, reduciendo la taza fotosintética. Cuando las poblaciones son muy elevadas, en los frutos pueden aparecer manchas de color amarillo y retrasar el llenado de los mismos. D. grassii se sitúa debajo de las guarepas del pseudotallo y a lo largo del nervio central del envés de la hoja. También se sitúa en el interior del racimo, en búsqueda de humedad y oscuridad lo que obliga a un excesivo lavado del fruto para eliminar cochinillas para su posterior comercialización. Con poblaciones elevadas, también se sitúan en el pecíolo de la hoja y en el raquis de la piña.