Aspectos generales
El pulgón ceniciento, Dysaphis plantaginea, es una plaga grave del manzano. Es común en Europa y también se observa en África, Norteamérica y Sudamérica y Asia y puede provocar daños graves en los brotes y los frutos.
Ciclo de vida y aspecto del pulgón ceniciento del manzano
Los pulgones tienen un ciclo de vida complejo, con adultos alados o no y una gran variedad de colores. Mudan cuatro veces antes de alcanzar la madurez. En cada muda pierden piel blanca, delatando así su presencia en el cultivo.
Las hembras adultas vivíparas (no aladas) del pulgón ceniciento miden 2.1-2.6 mm de largo y tienen un color rosa a gris azulado oscuro con una capa blanca de cera pulverulenta. Los sifones son negros y cónicos y la cauda es oscura, corta y triangular.
Dysaphis plantaginea pone sus huevos en otoño en las hendiduras de la corteza en brotes y ramas pequeñas y en la base de los botones florales de los manzanos. Los huevos emergen en primavera y los pulgones atacan primero los botones florales, las hojas de los brotes y las rosetas de hojas. Más adelante, la infestación se propaga a los brotes jóvenes. En primavera y verano, la reproducción tiene lugar mediante partenogénesis, con hembras vivíparas no fertilizadas que siguen produciendo nuevas generaciones de hembras. A finales de mayo o junio (en el hemisferio norte) se pueden observar numerosas colonias grandes en los árboles. Los pulgones alados se producen en junio o julio y se trasladan a los plataneros (Plantago spp.), la hospedadora de verano, aunque, la cría sobre el manzano puede durar hasta agosto. A principios de otoño, los pulgones cenicientos alados pueden volver a los manzanos para poner huevos.
Síntomas y daños
Las hojas del manzano afectado se doblan mucho hacia bajo y se deforman. A veces se vuelven de color amarillo o marrón. Los brotes atacados están atrofiados y enmarañados Un ataque grave puede provocar una caída prematura de la hoja y la muerte de los brotes.
Los frutos de los racimos afectados son pequeños y deformes y maduran prematuramente. Al alimentarse directamente de los frutos, los pulgones provocan unas aureolas rojizas en su piel.